Piedras y Longueira

Tras la elección de Michelle Bachelet como presidenta de Chile aún resuenan los estertores de la agresión sufrida por el senador electo de la UDI, Pablo Longueira, cuando concurrió a votar en La Pintana.
Se sabía que algo así podía suceder y la prensa lo tomó de esa manera, advirtiendo de que algo entretenido podría suceder. Reconozcámoslo, las piedras y escupitajos fue lo más comentado de las elecciones, dejando de lado todo lo negativo que representa y el atentado a la democracia nacional que significa.
Pero se sabía que iban a ocurrir problemas, de hecho en la primera vuelta ya habían habido conflictos. La cosa es que Longueira se hizo notar, porque todos los canales de televisión de una u otra manera lo sacaron en pantalla y le dieron tribuna.
Creo que habló más que los mismos candidatos presidenciales.
¿Quién gana?
Él, porque se aseguró una cobertura mediática a cambio de una piedra en la cabeza y un vidrio de auto roto. ¡Corrección! el auto era de Pablo Zalaquett, alcalde de La Florida que también se ganó un piedrazo más por robar cámara que por su relevancia política.
La UDI sabe que tiene que vender su pomá en las zonas más pobres de la capital y de ahí la necesidad de que sus cabecillas se acerquen al pueblo. ¿Cuándo se ha visto a Longueira en una población?
De seguro él vive muy tranquilo en su resguardada casa del barrio alto y veranea con su familia en algún resort del extranjero.
Pero la política es la política y él debe poner la cara, más bien la cabeza en este caso.
Segunda vuelta y piedrazos, eso fue lo más interesante.