Empezar de cero

¿Quién dijo que el comienzo de un año nuevo es fácil? No lo creo y no lo creeré nunca. No es fácil comenzar una nueva etapa, no sé, hay muchas cosas negativas: un año más viejo, un año más pelado, un año más gordo o un año más arrugado.
Eso sí, en San Antonio -curiosamente la ciudad con más alta cesantía de Chile- los gozadores no faltaron. Después de los fuegos artificiales, gatillados por mi socio Sócrates, a la gente se le soltó las trenzas.
Como a mis vecinos del cerro Arena; sí esos mismos que para el dieciocho hicieron una fonda en su casa, que para Navidad llenaron de villancicos el barrio y que para este Año Nuevo establecieron la no despreciable marca de 12 horas de fiesta. Sí, desde las 10 de la noche del 31 hasta las 10 de la mañana del domingo, métale Tommy Rey, échale Giolito y su Combo y por supuesto, sonora Palacios.
Nunca pensé que llegaría a odiar ese coro que dice "Un año más... que más da" o "el galeón español se va... dejando una estela en el mar"...
Tenían un buen repertorio esos cabros. Entusiastas como ellos solos. No sé cómo nadie llamó a los pacos para que le bajaran a la radio, incluso cuando a eso de las 9 de la mañana bailaban entre los hombres en una escena que me hizo recordar la película "La Frontera".
Me llama la atención la capacidad de algunos por bailar hasta que las velas no ardan o de tomarse esas chelas bien heladitas cuando recién despunta el astro rey.
"Que son entusiastas", decía mi madre.
Claro que el regreso al trabajo es lo más complicado y de una u otra forma hay que hacerlo, aunque uno no quiera.
Para ello en San Antonio no hay nada mejor que los mariscos y en la caleta se dieron cita los gozadores.
Un presagio del que se espera sea un buen año.