Posición de adelanto

Historias más bien historietas, comentarios de actualidad y del día a día de un simple ciudadano. No pretendo más que eso. Ah y algunas fotitos que puedan ser interesantes de San Antonio, Quinta Región, Chile.

Nombre: RUFIAN06
Ubicación: SAN ANTONIO, QUINTA, Chile

14 diciembre 2006

El viejito necesita ayuda


“Querido Viejito Pascuero, me llamo Juanito Díaz, tengo 8 años, vivo en La Viuda III y para esta Navidad quisiera que me regalaras una pelota. Sé que siempre tienes que llevar muchos regalos a todos los niños, pero yo te pido sólo eso porque nunca me ha llegado nada”.
La carta de Juanito es una de las cientos de carta que quedaron sin contestar ni recibir un regalo en estas fechas tan importantes para la familia; especialmente para aquellas de menos recursos y que lamentablemente son las más numerosas en las poblaciones de este puerto.

Campaña

Bajo el nombre “CorreosChile ayuda al Viejito Pascuero”, la gerencia zona centro de la empresa lanzó oficialmente esta semana su tradicional campaña de Navidad, la cual concluirá el próximo miércoles 20 de diciembre.
Desde hace 13 años que el Correos viene desarrollando esta iniciativa, que en 2005 recibió logró reunir más de 15 mil regalos en todo el país. Como en ediciones anteriores, este año la campaña es coordinada por Patricio Saavedra, jefe de la oficina de CorreosChile en nuestra ciudad, quien realizó un llamado a la comunidad y al mundo empresarial para que colaboren con esta iniciativa, acercándose a la oficina ubicada en Centenario con Lauro Barros. “Son demasiados los niños de escasos recursos que confían en recibir un regalo del Viejito Pascuero. Por eso invitamos a todas las personas que puedan colaborar para que ayuden en esta cruzada. La idea es que la gente pueda retirar una o más cartas de niños de escasos recursos que le piden algo al Viejito en esta Navidad. Para ello deben acercarse a nuestra oficina para que después nos haga llegar un regalo que nosotros entregaremos, de modo que en la comunidad surjan los verdaderos pascueros”, afirmó.

Recomendaciones

El ejecutivo también destacó que para esta ocasión los padres de los niños deben poner correctamente la dirección y el remitente de las cartas. “Ocurre habitualmente que escriben mal la dirección; entonces, es una pérdida de tiempo tratar de ubicar los domicilio. Eso es fundamental, lo mismo que no dejen las cosas para última hora; el idea sería que hicieran los despachos lo más tempranamente posible”, dijo.

Las municipalidades se ponen

En esta labor de apoyo al Viejito Pascuero en Navidad, los municipios del Litoral Central también tienen mucho que aportar.
Es por eso que se han dispuestos importantes recursos para llevar alegría a los menores más necesitados.
En Algarrobo la entrega de juguetes se realizará el martes 19 de diciembre, a las 18.30 horas en el estadio Municipal. De acuerdo con lo informado por la coordinadora de la actividad, Natalia Cepeda, en la ocasión se brindará un show para los más de 2.500 niños que esperan reunir en la ocasión, lo que representa un costo para el municipio de al menos 2,5 millones de pesos.
“Tendremos un evento muy entretenido con la presentación de la orquesta del centro de rehabilitación “Jorgito Fabio” y la presencia de autoridades y del alcalde”, indicó.
En El Quisco los juguetes se entregarán a la Unión Comunal de Juntas de Vecinos para que ellos los distribuyan en sus respectivos sectores desde el 19 al 21 de este mes. La inversión se cercana a los 3 millones de pesos para los regalos para niños de entre 0 y 10 años de edad.
Una fiesta con Viejito Pascuero y mucha alegría es la que tendrá la comuna de El Tabo el miércoles 20, desde las 15 horas en el complejo 5 de la playa Chépica. Jaime Orellana informó que “habrá un show para los alumnos de los colegios de Las Cruces y El Tabo y para los niños residentes en la comuna. Se pretende entregar presentes a al menos 1.500 niños de entre 0 y 12 años. Nuestra comuna tiene varios sectores y queremos que todos participen”, afirmó.
Para los cartageninos la fecha será en una fecha a definir, pero los juguetes están listos para 3.500 niños, en un espectáculo que incluirá música, bebidas, helados y mucha alegría.
La Unión Comunal de Juntas de Vecinos de San Antonio recibirá en su sede 20.300 juguetes que se entregarán a los niños de los respectivos sectores poblacionales. El aporte lo hace la municipalidad a través de la Dirección de Desarrollo Comunitario. Cecilia Alvarez, encargada de la actividad, manifestó que “esto representan una importante inversión para el municipio y es una tradición que se mantiene. Cada junta de vecinos los distribuirá en sus lugares, lo ideal a niños de menos recursos que ellos tienen en sus listas”.
En tanto que en Santo Domingo la entrega se realizará a través de visitas de un equipo de la municipalidad encabezado por el alcalde a 9 sectores, que comprenden colegios y postas. Corinne Nadeau aseveró que “la actividad se realizará el jueves 21 y se hará algo bien entretenido para los niños a quienes se les entregará dulces y bebidas. Creemos que llevaremos regalos a unos 1.400 niños hasta 12 años de edad con una inversión por sobre los 2 millones de pesos”.

05 diciembre 2006

Cuando ayudar es lo más importante



La poderosa figura del padre Alberto Hurtado guía la labor que en todo el país realiza el Hogar de Cristo, una institución de amplio trabajo que también está presente en San Antonio, pero que muchos desconocen.
Quizás lo más habitual sea ver a personas de edad que viven en la calle solicitando alguna ayuda en las oficinas de Gregorio Mira o ver cómo grupos de voluntarios entregan algo de comida en las frías noches invernales a los “patroncitos” que viven en algún recóndito lugar de la ciudad al amparo sólo de la oscuridad.
Ser voluntario y trabajar para el Hogar de Cristo en San Antonio es una labor que exige constancia y mucho amor por servir a los demás.
El Hogar de Cristo busca acoger dignamente y con amor a los más pobres entre los pobres y en especial, a lactantes, preescolares, niños, jóvenes en riesgo social, adultos mayores, discapacitados físicos y mentales y enfermos terminales.
Dentro de su acción busca, igualmente, difundir el conocimiento de la real dimensión de los problemas de los más desvalidos, con el ánimo de crear conciencia que estimule iniciativas de alivio y, también, de denunciar los males solucionables.
Es por eso que la institución a nivel nacional organiza una serie de campañas tendientes a reunir recursos que permitan financiar esta amplia labor solidaria que lleva años sirviendo a quienes menos poseen.
Este es un punto complicado si se considera que por lo general, los recursos económicos son escasos y las necesidades múltiples.
Pero con esfuerzo y creatividad las cosas se pueden hacer y los más agradecidas son las personas que logran en el Hogar de Cristo un techo donde cobijarse, una cama donde dormir o los medicamentos que les permiten tener una vejez más digna.
El hecho de que San Antonio sea una de las zonas del país con más alto nivel de desempleo, también ha repercutido en la cantidad de colaboraciones del Hogar de Cristo, pero el servicio a los necesitados y desplazados no se detiene y para ello requiere del aporte de todos.


Nuevos socios


La campaña de recolección de nuevos socios terminó con éxito en nuestra ciudad. De acuerdo con lo señalado por Miriam Catalán, encargada de recursos del Hogar de Cristo, filial San Antonio; lograron la incorporación de 113 nuevos socios que aportan mensualmente aproximadamente 121 mil pesos a la fundación.
“Creo que nos fue muy bien considerando que las personas que se incorporan como colaboradores mensuales lo pueden hacer aportando una cuota que va desde los 500 pesos”, sostuvo
“Si no pueden venir hasta nuestras oficinas, se pueden comunicar al fono 580343 ó 580344 y nosotros mismos podemos acudir con una recaudadora al lugar que soliciten e incorporarlos como socios o recibir su aporte para la campaña que pretende reunir los 300 millones de pesos en todo el país”, aseguró.
Quienes deseen entregar su aporte al hogar pueden hacerlo directamente en las oficinas de la filial en Gregorio Mira 260, de lunes a viernes de 9 a 14 horas y de 15 a 18 horas. Además los fines de semana se reciben las colaboraciones en Lucía Subercaseaux 108, dirección que corresponde a la Posada de Emaús y se ubica tras el hospital Claudio Vicuña.
Como la preocupación por reunir recursos es constante, la funcionaria explicó que además la fundación pone a disposición de los sanantoninos artículos como coronas de caridad y diversos elementos que pueden ser adquiridos como una forma de colaborar con la causa.

01 diciembre 2006

Solidaridad y Teletón

“La sanación viene de dentro”, dice la madre del pequeño Elías Peñailillo Alvarez. Ella conoce de cerca la labor de la Fundación Teletón en la región, pues acudió a ella cuando su hijo tenía un año de edad y debió enfrentar una parálisis cerebral severa que lo afectará toda su vida.
“La Teletón me ayudó a ponerme de pie”, señala Alejandra Ponce, que en su domicilio de pasaje Las Vizcachas de la población Las Acacias en la parte alta de Llo Lleo reconoce sus esfuerzos por salir adelante.
Quizás muchas personas no valoran realmente toda la labor que realiza la Teletón en nuestro país.
Es que esta obra de atención a menores con discapacidad cumple una función que va mucho más allá de un programa maratónico de televisión, donde Mario Kreutzberger se pone el traje de Don Francisco y se rodea de “rostros” para motivar a que la comunidad acuda al banco para depositar un aporte solidario, en ayuda de los niños con diversos problemas.
El testimonio de estos dos sanantoninos ayuda a comprobar de cerca los esfuerzos por dejar de ser los “bichos raros” y ser aceptados por la sociedad como una persona más.

VALIOSA AYUDA

“Elías tiene 8 años actualmente –cuenta su madre Margarita Alvarez- y lo llevamos a la Teletón cuando tenía 1 año, después de haber andado por varios lugares en busca de una respuesta.
Nos dijeron lo que mi hijo tenía y cómo sería su vida en adelante, el compromiso de nosotros como padres y el apoyo de la familia para enfrentar el futuro.
Diría que no fue difícil aceptar su llegada, Dios nos envió a Elías y junto a mi marido y mis otras dos hijas lo recibimos como tal. El se ríe, reacciona ante nuestros estímulos, es un niño más; yo lo llevo a la piscina, vamos a San Antonio, al supermercado, salimos a pasear, etc. Es cosa de la gente que piensa “uy, pobrecito el niño”, pero son las menos.
Claro que he tenido malas experiencias. Una vez un colectivo no quiso llevarme porque yo iba con mi hijo en silla de ruedas; no me dio explicaciones, simplemente me dijo que no me iba a llevar porque no quería nomás. Esa mala actitud me quedó dando vueltas mucho tiempo, pero sabes qué… más que rabia me dio pena, un malestar porque no podía entender cómo existe gente así. Gracias a Dios son los menos, porque en la calle la gente se porta muy bien. Eso sí, no faltan los que quedan mirándonos con una cara de lástima.
En Coanil también me aportan mucho, de hecho lo acompaño todos los días a sus terapias allí. En la Teletón nos dan una ayuda integral, sicólogo y talleres para nosotros; nos entregan sin costo alguno los implementos y sillas que Elías necesita.
¿Qué pienso de las críticas a la Teletón? Que las hacen personas que no conoce el tremendo trabajo que ésta realiza, son injustificadas. Si la gente se acercara a estos centros y viera la cantidad de niños que están en rehabilitación, viera a las madres de aquellos niños que de un día para otro quedaron con graves secuelas por un accidente, ahí comprobarían de lo que estamos hablando. Por eso, en esta nueva Teletón ojalá colaboren con lo que puedan porque con más dinero, más niños podrán rehabilitarse”.

Energía

Alejandra Ponce Ramírez tiene energía de sobra y hoy quiere sentirse plena consiguiendo un trabajo para lo cual se ha preparado durante años.
“Tengo paraparecia espástica y durante 14 años fui a la Teletón. Gracias al apoyo de mis padres y a lo que ahí me entregaron un amplio grupo de especialista es que pude ponerme de pie. Recuerdo que cuando me dijeron que iba a ir a la Teletón pensé que me iban a llevar a la tele, pero en realidad fui a Valparaíso donde me sacaron el jugo, kinesiólogos, neurólogos, sicólogos, un equipo completo de especialistas y todo gratis. De otra forma no hubiese podido acceder a ellos, ya que son muy caros, ni pensar en los exámenes.
Por eso reconozco todo lo que hicieron por mí. Claro que al principio no lo pasé nada de bien, las doctoras decían: ¡puchas la niñita regalona, no quiere trabajar, no quiere hacer las terapias! Pero aprendí a hacer mis ejercicios en la Teletón y me puse de pie. Hoy puedo caminar con mis bastones y me considero una persona normal, hago mis cosas de la casa. En eso mis padres siempre me guiaron, no por no caminar como los demás, no iba a hacer mis cosas.
¡Claro que no ha sido fácil! Fueron muchos años en los que iba de mi casa al colegio, de ahí a la Teletón y de vuelta a la casa. Era como un reality en el que yo era la protagonista y debía trabajar con unas máquinas. Ahora han pasado los años y estoy asumida en mi condición, pero no todo el tiempo fue así. Hubo días malos en lo que me encerraba y no quería hacer nada.
La Teletón me ayudó también en mi formación personal, asistí a talleres y me aportaron con becas, eso lo agradezco y lo valoro siempre. Por eso creo que los sanantoninos tienen que ayudar con esta causa, la Teletón no sólo es el programa que dura 27 horas y más, es una labor que dura los 365 días del año y en la que debe haber un compromiso; quienes van a rehabilitarse no son “bichos raros” como yo me sentí alguna vez, son personas y merecen ser vistos como tales.
Ha habido avances en cuanto a la integración de los discapacitados, pero falta mucho, sobre todo en San Antonio donde no hay opciones laborales, ni presupuestos para proyectos. Lo digo porque a mí me ha costado un montón conseguir trabajo y eso que he hecho un montón de cursos. Eso pediría… En realidad pediría dos cosas: que aporten a la Teletón y que nos den una oportunidad”.

30 noviembre 2006

Sobreviviendo en el comercio de San Antonio



Reparar zapatos, hacer pantalones a la medida, preparar harina tostada y vender al por menor son sólo algunas de las tareas que el tiempo ha hecho cambiar en el comercio.
Es que tanto los gustos de la gente como las costumbres de la comunidad han cambiado con el devenir de los años. Hoy en día sale más barato comprar un vestón en una de las tiendas de cadenas nacionales que mandárselo a hacer a la medida.
Por lo mismo en Centenario y cercanías conviven una serie de ejemplos de esfuerzos de personas que han decidido continuar con la tradición, sin importar los cambios que suceden alrededor. Si bien hoy venden sólo “para darse vuelta” sus establecimientos se mantienen siempre al servicio de los sanantoninos.
Cada uno de ellos tienen sus clientes fieles, quienes se mantienen con el tiempo, pese a las modificaciones que ha sufrido el consumo.

Sabor tostado

Corría la década del 30 cuando José Miguel Vega llegó a afincarse en este puerto. Con él traía las ganas de hacer algo para mantenerse. Decidió crear una tostaduría, la que no ha dejado de funcionar desde 1944.
En un principio se ubicó en pleno Pedro Montt, vendiendo harina tostada, trigo, legumbres varias entre otras cosas. Hasta que llegó el terremoto del año 1970 y dejó todo por el suelo, pero no sus sueños.
Junto a su familia instaló un pequeño local en Lauro Barros, justo frente al mercado y que se ha mantenido hasta ahora. Quien sigue con la tradición de la sucesión es Eliana Vega, ella junto a un grupo de trabajadores perpetúa este oficio.
Pero pasan los años y el negocio se mantiene. “Sí, es que de todas formas tenemos clientes habituales que vienen y llevan su harina tostada. Antes venían ellos, pero ahora lo hacen sus hijos y nietos. Creo que los clientes quieren volver a las raíces y de este modo lo pueden lograr”.

Tijeras e hilos

Cuentan los abuelos que antes para septiembre y celebrar el “18” como Dios manda, había que estrenar percha nueva. Nadie salía a la calle si no estrenaba algo.
Así para llegar a septiembre había que prepararse con tiempo e ir al sastre para que el traje a la medida tenga un calce perfecto.
Claro que esos eran otros tiempos. Las multitiendas tienen ropa de gran variedad y para todos los gustos, económicas y de las otras, pero la oferta es tan grande que los talleres de sastrerías fueron quedando como cosa del pasado.
Hoy quienes confeccionan ropa se dedican a atender a aquellos que se salen del molde; es decir, los muy altos, muy bajos, muy largos de piernas o muy gordos. Ellos sí o sí van al sastre, para que le hagan un traje o para que le arreglen uno que se compró en una multitienda.
Lejos estaban los días en que las sastrerías eran un negocio rentable. Esos días en que Luis Cornelio Fuenzalida Martínez ingresó como junior a un taller de sastrería donde aprendió este oficio, han quedado atrás.
En su local se van acumulando los trabajos que la gente manda a hacer y luego no retira, dijo que “muchas personas traen su ropa para un arreglo, pero después no las vienen a retirar y se van acumulando (mientras muestra una infinidad de vestones) con el tiempo. No las puedo vender tampoco porque uno no sabe si esos clientes pueden aparecer algún día”.

Sobreviviendo

Tener un local de abarrotes y frutería hoy en día no es sinónimo de buen negocio. Es más, si no se está en un buen barrio las cosas pueden ser difíciles.
Pero eso no amilana a Luisa Morandé quien por más de 30 años se ha desempeñado en el emporio y frutería Suazo ubicado en Centenario a metros del puente Arévalo.
El local tiene ese aire de negocio antiguo; no por algo funciona hace más de 40 años; obvio que las costumbres de consumo han cambiado y si antes la gente compraba quintales de harina hoy lo hace por kilo o medio kilo; si antes vendían garrafas de vino ahora salen las cajas y si años atrás era costumbre vender el aceite comestible a granel sacado con una bomba desde el mismo tambor, lo que se vende hoy con suerte son los envases de medio litro.
La cantidad de negocios y la llegada de los supermercados cambiaron los estilos de vida. “Eso nos mató a todos los negocios chicos, porque nosotros sólo compramos de a poco para vender de a poco también”, señala con nostalgia.

Zapatero

La irrupción de los zapatos chinos al mercado nacional marcó el difícil momento de la fábrica nacional. Lo mismo afectó a los zapateros de una forma muy especial, pues se suponía que la gente al tener más posibilidades de comprar zapatos baratos mandaría a arreglarlos en igual proporción años más tarde.
Pero no ha sido así, ya que en muchos casos los arreglos salen más caro que el mismo zapato y en ese caso los clientes no los retiran y es así como en toda reparadora de calzado los trabajos hechos se acumulan y acumulan.
José Machuca desarrolla su oficio en la reparadora Nueva Condorito en su local de Lautaro en Barrancas. La misma que por años estuvo en El Molo y que comenzó hace cerca de 30 años con Mario Zamora quien tenía el apodo de Condorito.
Pero seguir en el negocio no es fácil, las cuentas hay que pagarlas y los trabajos a veces se hacen pocos, “por eso hay que ser ordenado y gastar lo que llega nomás, nunca pasarse de eso. Como hago toda clase de reparaciones, la gente me trae chaquetas de cuero para componer y me hadado resultado”.

29 noviembre 2006

En defensa de la paz




Una columna de vehículos blindados avanza por las calles de Cap Haitien, una ciudad ubicada al norte de la convulsionada nación caribeña, de unos 180 mil habitantes, capital del Departamento Norte y antiguamente destino de vacaciones de la clase alta haitiana.
Allí se ubica el Batallón Conjunto Chile que forma parte de la Misión de Estabilización en Haití (Minustah) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) junto a militares destacados en todo el país y provenientes de Brasil, Argentina, Perú, España, Nepal, entre otros.
Los blindados pintados de blanco se abren paso por las calles de la ciudad rumbo al aeropuerto y a su paso reciben los saludos de los niños que ya no se sorprenden tanto como al inicio de la presencia militar, pero sí los saludan afectuosamente porque reconocen la bandera chilena que los efectivos militares llevan en su hombro.
En medio de los soldados, un sanantonino: el cabo segundo infante de Marina, José Alvarez Farías, proveniente de la población Viuda I, quien ha conocido en directo la realidad del pueblo haitiano y ha desplegado todo su esfuerzo para cumplir con su labor profesional en apoyo a la estabilización de Haití.
Pero el cabo Alvarez no está solo; junto a él dos sanantoninos más, el cabo primero Marcelo Pino Valdivia, de cerro Placilla y el soldado Carlos Garcés Rojas, de Los Maitenes Santo Domingo. Todos ellos aceptaron el desafío de devolverle la tranquilidad a los haitianos, tras largos años de inestabilidad que provocaron muertes, dolor y lo que es peor mucha pobreza.
Esa misma pobreza que encuentran día a día en las ciudades haitianas y que los conmueve hasta lo más profundo, especialmente por los niños, pues lejos de chocar contra esa coraza de soldados, el dolor de los más pequeños no los ha dejado indiferentes.
Los sanantoninos llegaron el 9 de junio al área de misión y estarán hasta aproximadamente la primera quincena de diciembre.
El personal naval que forma parte del Batallón Chile alcanza un total de 173 efectivos y se encuentran participando en la misión desde el 1 de junio del 2004, siendo ésta la 5° Unidad de Tarea desplegada a la fecha.

Recuerdos

Desde muy pequeño en la población Viuda I, donde aún permanecen sus familiares más directos, José Alvarez Farías decidió cumplir su sueño: ser infante de Marina.
“En la Viuda I están mis padres y hermanos; cerca de ellos viven unos tíos y primos. También tengo familiares en Lagunillas, en donde vive mi abuela y más tíos y muchos primos. Nací en San Antonio el año 1981, estudié la enseñanza básica en el colegio Fernández León de Llo Lleo y la enseñanza media en la Escuela Industrial, donde estudié la carrera de Electrónica”, contó.
Junto con ello, se dedicaba al deporte “jugaba fútbol por el Club Deportivo Torino y lo que más me acuerdo que dos días antes de entrar a la Armada de Chile salimos campeones en juvenil”.
Muy joven tras su ingreso a la Marina y como elemento del destacamento Nº 2 "Miller" que se ubica en Concón, fue destinado a Haití donde cumple una misión que es clave en su desarrollo profesional.
“Aquí en Cap Haitien la situación es tranquila. La gente se siente segura en las calles con la presencia de las fuerzas de paz, y en especial las chilenas, ya que cuando andamos patrullando nos paran y nos cuentan muchas cosas. Nos acepta muy bien; en especial por el trato que les damos que es muy bueno”.
José Alvarez es especialista en comunicaciones y se siente feliz de ser parte de esta situación histórica para la Armada. “Me siento muy orgulloso de estar cumpliendo esta misión, que junto con ser muy buena en lo profesional y para el pueblo haitiano, es súper sacrificada debido a que estoy lejos de los seres que más quiero”.

Tareas

El Batallón Chile en el cual participan los sanantoninos está compuesto por efectivos del Ejército y de la Armada, además cuentan con efectivos ingenieros que componen una compañía combinada con militares ecuatorianos que se han preocupado de –entre otras cosas- de reparar los caminos y las vías de comunicaciones que no habían sido revisadas desde al menos 20 años, desestabilizando todo el sistema del país.
Además, la fuerza chilena está compuesta por una agrupación conjunta de helicópteros, ubicada en Puerto Príncipe, funcionarios de Carabineros y de la Policía de Investigaciones y un agregado de la Defensa en la Embajada de Chile en el país.
El cabo Alvarez cuenta que los soldados chilenos han sido muy bien recibidos por la población y eso se ha logrado fundamentalmente por la labor social que han realizado en la isla permitiendo crear estrechos lazos con la comunidad.
Son habituales las entregas de elementos de salud a los consultorios, las visitas a hogares de menores y la realización de cursos de capacitación.

Intenso trabajo

La dureza del clima, los problemas con el idioma, son sólo algunos aspectos que han debido sortear también el cabo primero Marcelo Pino Valdivia y el soldado Carlos Garcés.
Pero lo han sobrellevado con profesionalismo, el apoyo de sus superiores y la buena recepción que han tenido de parte de los haitianos.
Contaron que “básicamente nuestra misión como miembros de la ONU es realizar patrullajes helitransportados y terrestres con el propósito de mantener la estabilidad del gobierno del Presidente René Preval, el desarme de la población haitiana, que aún cuenta con armamento en su poder y velar por los derechos humanos de los miembros de la ONU y de la población haitiana”.
Como infantes de marina están preparados para cualquier eventualidad, pero en medio de un país inestable, hay que andar siempre bien atentos. “El teatro de operaciones es un tanto hostil, como también lo es el clima. Al ser un país tropical y en pleno verano los termómetros ascienden en promedio a los 40º C. Junto con eso cada uno lleva sobre sí cerca de 27 kilos de equipo militar y armamento, lo que hace que todo sea bastante más difícil. Para qué decir el tema de la deshidratación, aquí el soldado promedio bebe 3 a 4 litros de agua al día. Nunca habíamos bebido tanta agua en nuestras vidas”, señalan estos sanantoninos.
La realidad de Haití es algo que no los ha dejado indiferentes. Pino dijo que “es realmente impactante, hay lugares en que nos toca ver a pequeños desnudos pidiendo comida y ayuda. Eso a uno como hombre de armas no lo deja indiferente, tratamos en todo momento y con los medios que tengamos de darles una mano”.
Carlos Garcés tiene un momento para la reflexión “al estar tan lejos de la Patria y el hogar se acrecientan los lazos entre nuestras familias y amigos que, en cada oportunidad que tienen, nos lo hacen saber y nos dan ánimo para seguir adelante en esta larga tarea que nos han encomendado y que cumplimos con la convicción de que estamos haciendo el bien a quienes mas lo necesitan”.
El cabo segundo José Alvarez señaló que “lo más difícil, aparte de estar lejos de los seres que más quiero, es el clima, hay mucho calor. Eso sí, ya estoy aclimatado. El idioma es difícil, pero curiosamente muchos de los niños con los que nos encontramos hablan algunas palabras de español que nosotros mismos les hemos enseñado. Eso es importante, el intercambio de palabras con nosotros y los batallones que han pasado por acá anteriormente. Muchas veces los niños nos ayudan para comunicarnos con otras personas, aunque nosotros siempre andamos con un intérprete”.
Para estos sanantoninos siempre sus familias y su San Antonio querido están en sus recuerdos. “Esperamos que todos nuestros familiares, amigos y coterráneos en general se encuentren bien. Estamos en una lejana isla del Caribe, distante a casi 7 mil kilómetros de nuestra patria, pero con mucho ánimo y el deseo de hacer profesionalmente nuestro trabajo, aunque siempre con el recuerdo de nuestro querido y sacrificado puerto”.

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