Posición de adelanto

Historias más bien historietas, comentarios de actualidad y del día a día de un simple ciudadano. No pretendo más que eso. Ah y algunas fotitos que puedan ser interesantes de San Antonio, Quinta Región, Chile.

Nombre: RUFIAN06
Ubicación: SAN ANTONIO, QUINTA, Chile

20 noviembre 2006

Cuando el lenguaje se pone difícil


El pequeño Eduardo tiene problemas para comunicarse, pronuncia mal, no describe bien algunas situaciones, pero entiende todo lo que le dicen.
Desde que se comunica no pronuncia bien las erres ni las eses, por lo que su madre -a pesar de enfrentar la reticencia del padre- decidió llevar a su hijo a una escuela especializada en lenguaje y aplicar un tratamiento en manos de un fonoaudiológo. Y después de algunos meses ella puede comprobar cómo su niño ha evolucionado, lo que le hizo pensar y -en cierta medida sentirse culpable- por no haber comenzado con el tratamiento antes.
Casos como el de Eduardo son habituales en nuestra educación preescolar en San Antonio, y son muchos más los que se detectan al momento en que algunos colegios realizan pruebas de selección para sus cursos básicos.
Lo importante es que si algunos menores no presentan un desarrollo del lenguaje acorde a su edad y crecimiento, debe ser considerado como una patología tal cual, pero que afortunadamente tiene solución.

Experiencia

Carla Rimassa, es una fonoaudióloga con amplia experiencia en este ámbito y que lleva años ayudando a generaciones de niños sanantoninos a enfrentar este problema y salir adelante.
Con su conocimiento señala que “la gente está teniendo un mayor énfasis en el tema del lenguaje y que muchas veces el problema del niño no pasa porque sea regalón, sino que es una patología que debe ser tratada y cuando antes mucho mejor. Ahora, no está determinado por qué se producen los trastornos de lenguaje, pues no dependen del entorno socioeconómico o educacional en que surjan, ese tema no está bien definido, no es demostrable”.
Indicó que la fonoaudiología comprende las áreas de lenguaje, habla, voz y audición, por lo que se debe definir bien a qué ámbito corresponde el problema, a partir de ahí se puede determinar el grado de avance. “Por ejemplo -explica la profesional- si un niño al año de edad dice “quedo ava” por “quiero agua” le podemos entender; pero que diga lo mismo cuando tiene 3 años, no es esperable. Eso significa que a medida que va creciendo va disminuyendo las dificultades y se va acercando al manejo del lenguaje adulto”.
Algunos pequeños pueden comunicar sus ideas, pero les cuesta pronunciar bien, ya que tienen un problema de habla menos severo que un trastorno del lenguaje. Generalmente tienen dificultad con los sonidos, el ritmo y la velocidad de la expresión.
La dislalia es el problema más frecuente en San Antonio y es el cambio de los sonidos de las letras. Las más comunes: “rr”, “r”, “s”, “d” y “l”.
Si un niño no tiene otras complicaciones, es adecuado realizar el tratamiento a más tardar a los cuatro años, pues se estima que después de los cinco un niño tiene que pronunciar todas las palabras bien y ya no vale eso de que es muy regalón y por eso no se entiende lo que dice.

Tratamiento

La fonoaudióloga explicó que “si queremos que un niño en etapa preescolar tenga una solución a su problema y que no influya en su etapa de escolaridad formal, debería tener un tratamiento adecuado, sistemático y ser dado de alta hasta los 5 años. Una consulta posterior -de las cuales me han llegado varias- puede influir en el desempeño escolar”.
En todo caso, la especialista asegura que es fundamental que la familia comprenda que estas patologías tienen tratamiento fonoaudiológico y que logran una recuperación total a la normalidad.

Rol de los padres

La familia cumple un rol fundamental en el tratamiento del niño con problemas de lenguaje, en cierta medida actúan como un complemento de lo que determina el especialista y serán determinantes en el incentivo que reciba el menor por mejorar.
Para Carla Rimassa, este es un punto clave, “los padres deben tener claro que los niños van evolucionando en su lenguaje, darse cuenta y asumir si el niño no está teniendo el desarrollo que se espera en comparación con los menores de su mismo rango etáreo; además deben consultar en forma temprana, pues el acceso a las escuelas de lenguaje en nuestra zona es cada vez mayor, incluso a través del hospital”.
Agregó que “ellos deben seguir las indicaciones de los especialistas; no se trata de que a un niño se le bombardee con información, sino que la estimulación debe ser dirigida a lo que ese niño necesita y esto ayuda a que el tratamiento tenga éxito”.
Los fonoaudiólogos dan las directrices, pero si no hay cooperación de la familia, el tratamiento es más lento e incluso puede no dar resultado.
Por lo mismo, los adultos deben hablarle correctamente a los niños, pues si el modelo está mal, perjudica mucho. “Definitivamente en los tratamientos se habla de una dupla (padres y especialista). Los mejores logros son cuando hay una familia comprometida. Uno puede dar las indicaciones, pero si no se respetan no puede ser efectivo. Hay que recalcar que para el éxito se debe consultar en forma temprana, seguir las indicaciones y ser sistemáticos en el proceso. Empezar con ímpetu, pero mantenerlo a lo largo del trabajo. Sólo así se tendrá éxito”.

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